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La iglesia de Sant Bartomeu de Benicarló es una joya arquitectónica que no puedes dejar de visitar durante tu estancia en esta encantadora localidad. Ubicada en el centro de la población, su imponente presencia y su estilo barroco la convierten en un punto de referencia cultural y religioso.
Construida entre los años 1724 y 1743, esta iglesia ha sido testigo de numerosos eventos históricos y ha desempeñado un papel fundamental en la vida de la comunidad local. A medida que te acerques a ella, quedarás cautivado por su fachada majestuosa y su impecable estado de conservación.
Al ingresar a la iglesia, serás recibido por una impresionante nave principal de diseño rectangular. A medida que te adentres en su interior, te sorprenderá la amplitud del espacio y la armonía de su distribución. Cuatro capillas con elegantes cúpulas y linterna se encuentran estratégicamente ubicadas a lo largo de los laterales de la iglesia, entre los contrafuertes. Estos contrafuertes abiertos crean un pasillo lateral que te hará sentir como si estuvieras caminando dentro de una nave adicional, añadiendo un toque de singularidad a la experiencia.
La cubierta de la iglesia es un verdadero espectáculo visual. La nave principal está cubierta por bóvedas de cañón con lunetos, mientras que los brazos del transepto también presentan este tipo de bóvedas. Sin embargo, lo más destacado es la bóveda de pañuelo que cubre el presbiterio, una característica casi única en la región. En la intersección del crucero, una imponente cúpula se eleva sobre pechinas sin tambor ni linterna, brindando un punto focal impresionante.
Una vez dentro de la iglesia, te maravillarás con la arquitectura y los detalles decorativos. Los pilares de orden compuesto que dividen el espacio interior se integran perfectamente con un entablamento desestructurado. A lo largo de toda la nave, una exquisita cornisa decorada con dentículos aporta un toque de elegancia y sofisticación. Aunque algunos elementos interiores han sufrido daños a lo largo de los años, las pinturas en las pechinas de la cúpula principal han sobrevivido, aunque su calidad artística es modesta. Además, podrás apreciar rosetas en los arcos y algunos detalles de rococó de escayola que añaden encanto y ornamentación al ambiente.
Las capillas laterales y el altar mayor, construidos en el siglo XX, han sido diseñados cuidadosamente para complementar el estilo barroco de la iglesia. El altar mayor, en particular, te impresionará con su imagen imponente de Sant Bartomeu, esculpida por el talentoso artista Agustín Ballester Besalduch. La precisión de las formas y la policromía excepcional hacen de esta obra de arte religioso un verdadero tesoro.
La fachada principal de la iglesia es una auténtica obra maestra de la arquitectura barroca. Un gran frontis con un perfil mixtilíneo, coronado por cinco pináculos o flameros, enmarca una portada compuesta por dos cuerpos. El cuerpo inferior presenta un arco de dintel, enmarcado por cuatro columnas salomónicas exentas sobre pedestales curvilíneos y con capiteles corintios. Entre las columnas, se encuentran unas jarras inusuales que añaden un toque de originalidad al conjunto. El cuerpo superior sigue la misma disposición, con cuatro podios que se alinean con las columnas inferiores y albergan dos columnas salomónicas con capiteles corintios. En el interior, una hornacina enmarca una estatua del santo titular, rodeada por pilares ornamentados. Los cuerpos están rematados por una cornisa mixtilínea, con una curvatura en el centro, y por podios vacíos en los extremos, que antes albergaban estatuas que, lamentablemente, fueron retiradas antes de 1936. Sobre la fachada, una ventana alargada permite la entrada de luz, creando una atmósfera cálida y espiritual en la nave principal.
La fachada lateral, que da al crucero y se encuentra en el lado de la Epístola, presenta una puerta con un arco elegante de medio punto, flanqueada por dos pilares adosados y un entablamento de estilo clasicista. En el cuerpo superior, una hornacina alberga una estatua de la Inmaculada Concepción, rematada por un arco segmentado. Esta portada podría ser un vestigio del templo anterior, añadiendo un elemento histórico y arquitectónico de interés adicional.
La torre campanario, una estructura exenta de planta octogonal, es otro de los destacados de la iglesia. Dividida en tres cuerpos, muestra solidez y elegancia en cada detalle. Los primeros tres cuerpos son macizos, con saeteras que permiten el paso de la luz hacia la escalera de caracol y una pequeña puerta de ingreso. El último cuerpo, donde se encuentran las campanas, destaca por sus alargadas arcadas de medio punto, que le dan un aspecto distintivo.
Por último, la capilla de la Comunión, construida en la segunda mitad del siglo XVIII, constituye un cuerpo independiente adosado lateralmente a la cabecera, en el lado de la Epístola. Esta capilla, que se comunica tanto internamente a través del crucero como externamente mediante una portada barroca, cuenta con un frontis tallado y curvado como remate. Su cúpula, sin linterna, se eleva majestuosamente sobre la estructura, creando un espacio íntimo y devocional para los visitantes.
